Existe una frase latina atribuida al político, escritor y militar romano, Marco Poncio Catón (234 a.C.-149 a.C.), apodado El Censor, Sapiens, Priscus o Major (el Viejo), que al parecer la pronunciaba cada vez que finalizaba sus discursos en el Senado romano, durante los últimos años de las Guerras Púnicas, entre Roma y Cartago, alrededor del año 150 a. C. y que decía "Delenda est Carthago", es decir, Cartago debe ser destruida.
El gran filósofo y ensayista español José Ortega y Gasset (9.5.1883-18.10.1955) , tal vez emulando a Catón el Viejo, escribió un artículo en el periódico El Sol el día 15 de noviembre de 1930, bajo el título "Delenda est Monarchia". Ortega y Gasset se refería en su artículo a la dictadura del general Primo de Rivera, que contó con la connivencia del rey Alfonso XIII, abuelo de Juan Carlos I, y al llamado " error Berenguer·", es decir, al Gobierno que sucedió a dicha dictadura.
No es que el filósofo y pensador español propusiera que había que destruir la Monarquía, pero tal vez resulte interesante conocer o recordar alguno de los párrafos de su citado artículo, los cuales reflejan la situación por la que España atravesaba entonces. Ortega y Gasset decía cosas como las siguientes:
Citaba las palabras del gobierno Berenguer , tras siete años de dictadura, "volvamos tranquilamente a la normalidad por los medios más normales, hagamos "como si" aquí no hubiese pasado nada radicalmnte nuevo, sustancialmente anormal".
Y ante ello, Ortega y Gasset, comentaba:
" Veinte millones de hombres ya maltratados de antiguo, después de haberlos vejado, pisoteado,. envilecido y esquilmado durante siete años. Y, no obstante, pretende impávido(creemos que refiriéndose a Alfonso XIII), seguir al frente de los destinos históricos de esos españoles y de esta España".
"Y como es irremediablemente un error, somos nosotros, y no el Régimen mismo; nosotros gente de la calle, de tres al cuarto y nada revolucionarios, quienes tenemos que decir a nuestros conciudadanos:
¡Españoles, vuestro Estado no existe! ¡Reconstruidlo!.
Todos sabemos lo que ocurrió en España poco después. Se proclamó la II Republica y tuvo lugar en el año 1936 la cruenta Guerra Civil.
En uno de nuestros blogs del pasado mes de enero, al hablar sobre "la irresponsabilidad del Rey", comentábamos algunos hechos que, de alguna forma, están" salpicando" últimamente a la Monarquía española. Nos referíamos a hechos tales como la cacería de Juan Carlos I en Botswana, a sus relaciones con la "princesa" alemana Corinna zu Saya -Wittgenstein y al caso del yerno del Rey Urdangarín, acusado de varios delitos. A ellos hay que añadir hechos recientes como el conocimiento público de la herencia millonaria del Rey, procedente de su padre, depositada en Suiza, de la que se ignora hasta hoy si ha cumplido o no con las obligaciones fiscales con el Estado español o si estaba exenta de ello, al supuesto papel de la citada "princesa Corinna" en algunos asuntos relacionados con la política exterior de España y, por si faltaba algo más y ello sí que ha sido una auténtica bomba, la imputación que el juez José Castro, en un auto judicial, ha formulado contra la infanta Cristina, como "cooperadora necesaria" en relación con el caso Urdangarín, de su esposo, auto en el que también el juez instructor deja entrever cierta actitud de la Casa Real no demasiada clara y transparente en este asunto.
Ante estos hechos que afectan tan gravemente a la Casa Real española, sobre todo tras la imputación de la infanta Cristina en el caso Urdangarín, en el caso Nóos, diversos medios de comunicación, tanto europeos, como latinoamericanos y estadounidenses, se han referido a los mismos, llegando algunos incluso a vaticinar "el fin del Rey Juan Carlos". Permítasenos citar lo señalado en dos de los más importantes periódicos a nivel mundial: el The New Times y el The Wall Street Journal.
El primero de los medios citados nos dice que "la imputación llega en un momento en que la corrupción sacude todas las instituciones públicas de España, que ha minado la confianza de los españoles en sus instituciones".
Por su parte, el segundo afirma que el hecho de que el juez haya citado a "la hija del Rey como sospechosa en un caso criminal es un hecho sin precedentes en la historia moderna contra un miembro de la Familia Real de España, y la última vergüenza para la élite política y económica del país", añadiendo que "encuestas de opinión muestran que el apoyo de los dos principales partidos, el gobernante Partido Popular y los socialistas, se encuentran en su nivel más bajo".
La verdad es que, además de la crisis política y económica, esta última afectando gravemente a tantas y tantas familias de españoles,sin olvidar los casos de corrupción, solo nos faltaba esta crisis que afecta, se diga lo que se diga, a la más alta magistrautra del Estado, al Rey y a la Corona.
Seguramente, la frase de Ortega y Gasset no sea la más adecuda y prudente en estos difíciles momentos por los que atraviesa España. Peor sería todavía que se impusiera o proliferara, ante la falta de soluciones y la desafección de los ciudadanos con los políticos, el grito , no de ¡Delenda est Monarchia!, sino el de ¡Delenda est Democracia!. Y ello sí que sería un error de fatales consecuencias como nos enseña nuestra historia y la de muchos pueblos a la largo y ancho del mundo.
Creemos que al igual que en alguna ocasión se ha dicho que hay que regenar nuestra política quizá no sea aventurado decir que también procede una regeneración en la Jefatura del Estado. Tal vez no es el momento de plantearnos el binomio República-Monarquía, de la forma de Estado, pero, posiblemente, haya llegado el momento de que el Rey tenga el gesto de abdicar en su hijo, el príncipe Felipe, con el objeto de lograr una auténtica regeneración de la Monarquía española.
Para concluir, es importante saber que en el tema de la abdicación, el artículo 57.5 de la Constitución española establece que las abdicaciones se resolverán por una ley orgánica, algo que todavía no ha tenido lugar en España, ya que nuestras Cortes no han procedido a aprobar tal tipo de norma, resultando sosrprendente que, precisamente en estos momentos, nuestro Presidente de Gobierno, Mariano Rajoy, según nos refiere el periódico digital Publico.es , se muestre indiferente ante esta cuestión, manifestando que no tiene previsto hacer "absolutamente nada" con respecto al desarrollo de la ley orgánica sobre la Corona que contempla el citado precepto constitucional para una posible abdicación del rey, a trasladar la petición de que la infanta renuncie a sus derechos dinásticos o a incluir en la ley de transparencia a la Casa Real en los mismos términos que cualquier otra institución. Deseamos que no nos tengamos que arrepentir por no hacer bien las cosas y a su debido tiempo.
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