Según JUAN JOSÉ SANZ JARQUE, Catedrático de Derecho Agrario y Sociología en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de la Universidad Politécnica de Valencia, en el término cooperativa se contiene un doble concepto: la cooperativa como sociedad y la cooperativa como empresa.
La cooperativa como sociedad es una persona moral o jurídica, con personalidad propia, distinta de los socios o personas que voluntariamente la constituyen, para satisfacer necesidades o fines comunes. Se rige por sus estatutos y la ley.
La cooperativa como empresa es una entidad socio-económica, una comunidad de personas e intereses, una organización de actividades propias y de medios y capital adscritos al servicio de éstos, en beneficio inmediato de sus miembros y armónicamente de la comunidad.
Como ANTECEDENTES HISTÓRICOS Y EVOLUCIÓN DEL MOVIMIENTO COOPERATIVO, como muy remotos, según el Profesor SANZ JARQUE, se suele citar, entre otros, el arrendamiento y cultivo colectivo de las tierras, que practicaban los babilonios.
En España, el mismo autor, se refiere a la trilla en común, a los servicios comunales de herrería, en los que la fragua era común y a los sitemas de dulas o pastos, mediante los cuales los ganados de todos eran custodiados por turno, según al vecino que le correspondiera. Todavía algunos recordamos la dula en Algar, en nuestro pueblo, mediante la que diariamente se agrupaban las cabras de los vecinos para su pastoreo en común en los montes del Común de Vecinos.
JUAN RAVENTÓS cita también como antecedentes del cooperativismo en España la Lorra, en el País Vasco, la andecha asturiana y las comunidades de regantes y las comunidades de pescadores, ambas en la Comunidad Valenciana.
Aunque existen supuestos anteriores, como el de la "Sociedad de las Hilanderas de Fenwich", en el Reino Unido y otros casos en Italia y en España, se considera a los "justos pioneros de Rochdale" como el auténtico y verdadero inicio del cooperativismo en sentido moderno.
ROCHDALE es un pequeño municipio inglés, próximo a la ciudad de Manchester. En este pequeño pueblo, el año 1844, se reunió un grupo de trabajadores, la mayoría tejedores de franela, los cuales consituyeron la que se puede considerar la primera cooperativa sólida del mundo. El promotor de la idea fue CARLOS HOWARTH, persona, al parecer, dotada de grandes virtudes y dotes naturales. 28 trabajadores que, como consecuencia de las huelgas que hubo en 1841, estaban a punto de caer en la miseria, estimulados por Carlos Howarth, intentaron buscar una solución a sus problemas. En un modesto local del llamado "callejón del sapo" montaron un establecimiento donde almacenaban artículos de consumo (azúzar, manteca, harina y velas), comprados al por mayor, y se vendían directamente a los socios al precio de coste, sin necesidad de intermediarios y eliminando el lucro de éstos. El capital inicial que suscribió cada socio fue de 28 libras, una por afiliado.
La sociedad se inscribió el 24 de agosto de 1844 con el nombre de "Sociedad de los justos pioneros de Rochdale" y sus estatutos fueron aprobados el 24 de octubre del mismo año, y en ellos se recogen y establecen principios tales como el de ayuda mutua, control democrático, gratuidad de los cargos, libre adhesión y libre dimisión, etc.
Transcurridos diez años de funcionamiento, la cooperativa de Rochdale tenía 1400 socios y unos pocos años después llegó a contar con tres sucursales.
La ALIANZA COOPERATIVA INTERNACIONAL (ACI), creada en el año 1895, revisó los primeros principios del cooperativismo en 1966 y 1995, estableciendo los siguientes: Libre adhesión, Control democrático, Gestión de los administradores, que debe sujetarse a los Estatutos, Educación cooperativa, que obliga a que las personas asociadas deben formarse social y profesionalmente como socios, Reparto de excedentes, evitándose que ningún socio reciba ganancias sobre otro socio, Integración cooperativa, es decir, componer un todo de sus partes, y Preocupación por la comunidad, o sea, que ha de tratarse de una organización social vinculada directamente con la comunidad que la rodea y participar activamente en la vida social y política de la misma.
En cuanto al COOPERATIVISMO EN EL MUNDO, tras su inicio por los Pioneros de Rochdale, ha sido incensante, superando los 800 millones de socios cooperativistas en todo el mundo. Según datos de las propias Naciones Unidas, en 1994, el sustento diario de más de 3.000 millones de personas era asegurado o facilitado por empresas cooperativas.
Para que tengamos una mejor idea de la importancia del cooperativismo a nivel mundial, quizá valga la pena referir algunos pocos datos facilitados por la Alianza Cooperativa Internacional: en Canadá, una de cada tres personas es miebro de una cooperativa; en Finlandia, las cooperativas son responsables de la producción del 74 % de los alimentos; en Noruega, las cooperativas producen el 99 % de la leche y sus derivados; en el Reino Unido, la mayor agencia de viajes independiente es una cooperativa; en Francia 21.000 cooperativas dan empleo a más de 700.000 personas, etc., etc. En definitiva, las cooperativas, según el citado organismo, dan empleo a más de 100 millones de pesonas en todo el mundo.
Según JAVIER SALABERRIA AMESTI, si nos ceñimos a Europa, en la misma existen unas 300.000 cooperativas que emplean a cerca de 5 millones de personas, influyendo en la vida de más de 140 millones de ciudadanos, que son socios de cooperativas.
Respecto de ESPAÑA, los autores JOSÉ LUIS GUINEA y SANTIAGO LÓPEZ RAMOS (El País, 18/04/1983) manifestan que el cooperativismo ha crecido como parte integrante de las propias costumbres, como es el caso del País Vasco, Cataluña, La Mancha o la Comunidad Valenciana, habiéndose creado cooperativas que han servido de modelo al resto del mundo, y donde fuimos capaces de elaborar y aplicar una Ley de Cooperativas, la de 9 de septiembre de 1931, por expertos de distintas ideologías en el seno del Insituto de Reformas Sociales, y en la que se inspiraron la gran mayoría de países, tanto europeos como americanos.
Al hablar del cooperativismo en España, se ha de hacer una referencia especial a la cooperativa de la localidad guipuzcoana de MONDRAGÓN.
Mondragón constituye el fruto del movimiento cooperativo iniciado en 1956, en el que se creó la primera cooperativa en este municipio del País Vasco, debido a la iniciativa de JOSÉ MARÍA ARIZMENDIARRIETA, un joven sacerdote que llegó a Mondragón en 1941. Hoy Mondragón es todo un modelo para el cooperativismo mundial. Esta cooperativa aglutina los objetivos básicos de una organización empresarial, utilizando en su funcionamiento medios democráticos, persiguiendo la creación de empleo, la promoción humana y profesional de sus trabajadores y el desarrollo con su entorno social. La cooperativa se organiza en cuatro áreas : Finanzas, Industria, Distribución y Conocimiento. Es el primer grupo empresarial del País Vasco y el séptimo de España. En los años noventa del siglo pasado, por iniciativa de esta cooperativa, se creó la Universidad de Mondragón, de carácter privado, encaminada a satisfacer las necesidades de la empresa.
Los citados JOSÉ LUIS GUINEA y SANTIAGO LÓPEZ RAMOS, mantienen que "en España, el sistema cooperativo se encuentra sumido hasta la fecha en una situación de total abandono por parte de los poderes públicos, los cuales no solamente le han negado el más mínimo apoyo, sino que le han puesto una serie de obstáculos hasta conseguir hacerle prácticamente imposible su desenvolvimiento".Y dicen también que "confiamos en que nuestros actuales gobernantes, a la mayor brevedad, y conscientes de la importancia que para este país tiene el cooperativismo, lo impulsen administrativamente y apoyen financieramente, haciendo realidad el que desarrollemos nuestras ideas, sin desvirtuarlas, máxime cuando han inspirado legislaciones y actuaciones en otros países".
Actualemte, en España, las cooperativas vienen regulados, por una parte, en la Constitución de 1978, que, en su artº. 129.2, establece que los poderes públicos fomentarán, mediante una legislación adecuada, las sociedades cooperativas, y, por otra parte, a nivel estatal, por la Ley 27/1999, de 16 de julio, de Cooperativas, y, en el ámbito de las Comunidades Autónomas, por las diversas leyes que las mismas, en virtud de sus competencias, hayan dictado en la materia.
En cuanto a la COMUNIDAD VALENCIANA, ya se ha citado anteriormente que es uno de los territorios del Estado donde más auge había adquirido el cooperativismo.
Las cooperativas en la Comunidad Valenciana se regulan por la Ley 8/2003, de 24 de marzo, de Cooperativas de la Comunidad Valenciana.
Ciñéndonos al coperativismo agrario, según información de la Federación de Cooperativas Agrarias de la Comunidad Valenciana y de la Consellería de Agricultura, Pesca y Alimentación, y con datos referidos a 31 de diciembre de 2009, el número de cooperativas agrarias de primer grado de la Comunidad ascendía a 542, con un número de socios activos de 330.300, dando empleo a 36.040 personas y con unos ingresos (en miles de euros) de 1.758.014.
Las cooperativas agrarias tienen como objeto social, entre otros, la industrialización y comercialización de la producción agraria, el aprovisionamiento a los socios de los productos que necesiten, la mejora de los procesos de producción agraria, la promoción del desarrollo rural, la gestión del ahorro y del crédito, los seguros de los socios, etc.
Por lo que se refiere a ALGAR, a nuestro pueblo, se nos ha informado por algunas de la personas más mayores (Emilio Lostado y Antonio Gascó Cataluña) que, con anterioridad a la Guerra Civil, existían algunas cooperativas dedicadas al manipulado y comercialización de cítricos. Ellos se acordaban de las denominadas "El Progeso" y "El Palancia", pero, al parecer, existía alguna más. Según nos informaron también, en dichas cooperativas trabajaban muchas personas, entre ellas varias mujeres, tanto de Algar como de los pueblos vecinos.
Más recientemente en el año 1985, se creó una nueva cooperativa agrícola, que agrupaba prácticamente, en sus comienzos, a la práctica totalidad de los propietarios agrícolas del municipio, dedicándose, por una parte, a la comercialización de frutas, singularmente nísperos y cerezas (nunca cítricos), y algarrobas, y, por otra parte, al aprovisionamiento de productos a los socios. En los últimos años, también gestionó el servicio de elaboración de aceite a través de la almazara de la cooperativa de Altura (Castellón) a aquellos socios y terceros que lo deseaban.
Actualmente, y por decisión asamblearia de los socios, esta cooperativa se encuentra en fase de disolución. Los motivos de ello tal vez sean varios, pero en especial uno: la escasa o nula rentabilidad de la agricultura, y, en especial, la local. Aunque quizá esto debería ser objeto de un comentario más amplio y más fundamentado.
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