Hace pocos días tuvo lugar en el Congreso de los Diputados el debate sobre el estado de la nación, costumbre implantada por primera vez por Felipe González en 1983, con intervención del presidente del Gobierno y de los portavoces de los distintos grupos que componen el arco parlamentario.
Como si dicho debate hubiera sido en exclusiva un combate entre Mariano Rajoy, presidente del Gobierno, y Alfredo Pérez Rubalcaba, secretario general del PSOE, los medios de comunicación de todo tipo, pero especialmente los afines al Partido Popular, se aprestaron a decir que Mariano Rajoy había sido con rotundidad el ganador del debate. Y, efectivamente, así fue al parecer si tenemos en cuenta la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas efectuado a 1400 ciudadanos. Según dicha encuesta, el 34,6% de los encuestados opina que el debate lo ganó Rajoy frente al 7,7% que estima que lo ganó Rubalcaba.
No obstante, conviene no pasar por alto algunos datos significativos de la referida encuesta del CIS, tales como que el 39,1% de los encuestados considera que el debate no lo ganó nadie o que el 66% entiende que Rajoy no demostró sensibilidad hacia los problemas de los españoles y casi el 65% cree que no fue realista.
Creemos que plantear el debate sobre el estado de la nación en estos términos es un error, puesto que no se trataba de un debate en una campaña electoral para dilucidar cuál de los candidatos, en este caso Rajoy y Rubalcaba (desafortunadamente la mayoría de los medios de comunicación apenas se han referido a la intervención del resto de los portavoces parlamentarios), era el mejor signo que se trataba de examinar y debatir sobre el verdadero estado de la nación, de España, y de la labor del Gobierno y de su presidente en los catorce meses que lleva de mandato. Y con ello no pretendemos eludir la crítica a la intervención del secretario general del PSOE, Pérez Rubalcaba, el cual si bien estuvo acertado en algún aspecto, a nuestro juicio le faltó ser más decidido y más convincente. Y, desde luego, nunca hemos tenido reparos en reconocer los errores del gobierno socialista de Zapatero y de sus consecuencias para esta formación política. Posiblemente, de no cambiar mucho las cosas, y quisiéramos estar equivocados, el futuro presidente de un gobierno socialista esté actualmente todavía cursando estudios en la Universidad o sea beneficiario de alguna beca del programa Erasmus.
Pero, dicho esto, de lo que realmente se trata y lo que interesa a la mayoría de ciudadanos es de conocer cuál es el verdadero estado de la nación y de la política que está llevando a cabo el Gobierno y su presidente en relación con tal situación, no de saber quién ha estado mejor o peor en su intervención parlamentaria. Y en este punto sí que se puede decir con toda claridad que la situación de España, con el gobierno de Rajoy al frente, es verdaderamente desalentadora. Vamos a referirnos a algunos aspectos de esta situación que, aunque conocidos, conviene recordar de vez en cuando.
Así, la reforma laboral del PP, aprobada en 2012, lejos de contribuir a la creación de puestos de trabajo, lo que ha hecho es posibilitar a los empresarios mayores facilidades para proceder a la reducción de sus plantillas o al cierre de los centros de trabajo con menos costes, quitando protagonismo a los representantes legales de los trabajadores, ocasionando el aumento de los ERE, el 70% en suspensiones de contratos o reducciones de jornada y el 30% en extinciones de la relación laboral, destruyéndose solo en 2012 más de 800.000 puestos de trabajo, lo mismo que en 2010 y 2011 juntos, todo lo cual está teniendo como resultado que cada día que pasa disminuyen los trabajadores empleados y los que mantienen su empleo lo hacen con salarios cada vez más bajos.
Como nos recuerda ROBERTO CENTENO, Rajoy se empeña en criticar, una y otra vez, la herencia del pasado pero en sus catorce meses de gobierno está llevando a cabo una política que, entre otras cosas, como consecuencia de la citada reforma laboral y de los seis millones de desempleados, muchos miles de personas se encontrarán ante un nivel de pensiones insostenible, a lo que se añade el paro del 55% de los jóvenes, los bajos salarios de más de la mitad de trabajadores que ganan menos de 1000 euros mensuales, con una caída de la economía en términos casi comparables a la motivada por la Guerra Civil, alcanzándose las mayores diferencias entre ricos y pobres de toda la Unión Europea.
Según ROBERTO CENTENO, Rajoy mintió al referirse al déficit público, al afirmar que, en 2012, quedaría por debajo del 7% del PIB cuando realmente, según Bruselas, será del 10,2%, y ello es así, entre otras cosas, por el endeudamiento adicional de las Administraciones Públicas en 145.871 millones de euros. Pero es que, además, dice CENTENO, en solo dos meses de 2013, se han emitido 50.000 millones de deuda, y al final del presente año tendremos una deuda total de casi 1,2 billones de euros, un 115 % del PIB, cifra que hace muy pocos años era del 65 % del PIB, lo que hace imposible cualquier recuperación.
ANA NOGUERA, al comentar el debate del estado de la nación, nos dice que se ha celebrado en el momento más complejo y difícil de España, ya que nos encontramos ante una crisis económica, la ruptura de los derechos sociales, la creciente desigualdad, la corrupción en todas las instituciones democráticas, la emigración en busca de trabajo, la desconfianza, protestas en la calle día sí y día también, la desesperación, suicidios, estafas y desahucios, mientras se desmantelan las estructuras democráticas y los servicios públicos garantes de derechos.
Este es el verdadero estado de la nación y lo que esperan los ciudadanos es que los políticos, y en primer lugar los gobernantes, lleven a cabo las medidas necesarias para salir de esta situación, ya que hasta la fecha lo único que se les está imponiendo es austeridad y recortes de derechos sociales, derechos que tanto se ha tardado en conseguir, sin ninguna otra medida que permita abrigar un mínimo de esperanza.
Mariano Rajoy, apenas dejó vislumbrar alguna tenue medida para paliar el paro juvenil, algo que todavía está por ver. Y poco más. Se escudó, como ya se ha dicho, en la herencia recibida y en que antes de estar obligado a cumplir con sus promesas electorales está obligado a cumplir con su deber, intentando convencernos de que las medidas que ahora aplica y se propone aplicar son indispensables para salir de esta situación. Por lo visto, no era su deber cumplir su programa electoral y lo prometido en su investidura como presidente del Gobierno. ¿Tampoco era su deber conocer la realidad de España cuando se presentó candidato a la presidencia del Gobierno?, Sinceramente, no lo hacemos tan incompetente. El señor Rajoy nos ha mentido tantas veces, desde aquello de los "hilitos" del Prestige hasta la fecha, que no nos merece demasiada credibilidad.
No queremos pasar por alto la noticia aparecida en el prestigioso semanario económico "The Economist" que advierte que el "misterioso" Rajoy puede llevar a España a "una espiral de la muerte al estilo griego", afirmando que no se fía de que Rajoy tenga realmente un plan para salir de la crisis, añadiendo que muchos se preguntan si tiene alguna estrategia para restaurar la confianza en los mercados y entre los españoles.
Como alguien también ha dicho, la prepotencia de que ha hecho gala el señor Rajoy en el debate sobre el estado de la nación ha sido un exponente claro de su deriva de desconexión con la realidad concreta de España. Y de esto seguir así, y esto vale para todos nuestros políticos, las recientes elecciones legislativas de Italia quizá nos puedan servir de ejemplo y de aviso. Lo peor que nos podría ocurrir es que nos convirtamos en un país ingobernable.
EL COLMO DE LOS COLMOS
En nuestro blog del día 18 de febrero actual, bajo el título de "¡Qué enredo Dios mío!", nos referíamos al caso Bárcenas y, concretamente, a las manifestaciones de Carlos Floriano, vicesecretario de organización del Partido Popular, Doctor en Derecho y Profesor Titular de Economía Aplicada, en el sentido de que LUIS BÁRCENAS, exgerente y extesorero del PP, rompió su relación laboral con dicha formación política en abril de 2010, habiéndose llegado a un acuerdo entre las partes según el cual se abonaría al señor Bárcenas, en concepto de indemnización, un total de 400.000 euros, prorrateables por meses, siguiéndosele abonando las cuotas de la Seguridad Social.. Esto, que el señor Floriano consideraba que era algo normal y corriente, ya dijimos que constituía, de ser cierto, una grave infracción tipificada como tal en la Ley de Infracciones y Sanciones del Orden Social.
También dijimos que algunos medios de comunicación informaron que Luis Bárcenas no firmó ningún finiquito y que continuaba prestando servicios, como empleado del PP, durante los tres últimos años hasta diciembre inclusive de 2012, percibiendo una retribución de 200.000 euros anuales.
Sorprendentemente, en el día de ayer, María Dolores de Cospedal García, jurista, Abogada del Estado, Presidenta de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y Secretaria general y número 2 del Partido Popular, en rueda de prensa, manifestó ¡pásmense ustedes!, con una gran dosis de nerviosismo, que "ese señor (se refería a Luis Bárcenas) no presta servicios al partido desde 2010". Y dijo también, en medio de un auténtico galimatías, que "la indemnización que se pactó en forma de simulación de lo que antes era retribución tenía que tener retención a la Seguridad Social".
Pues bien, precisamente "simulación" es el término que utiliza la Ley de Infracciones y Sanciones en el Orden Social, tipificando como muy grave la apariencia de una relación laboral (artº. 23. apartado b). Nosotros nos preguntamos: ¿A qué espera la Ministra de Trabajo, Fátima Báñez, para ordenar a la Inspección de Trabajo y Seguridad Social para que de oficio proceda a levantar Acta de infracción contra el Partido Popular?
Pero es que la cosa, para mayor esperpento, no acaba aquí. Hace un par de horas los medios de comunicación han publicado la noticia de que Luis Bárcenas ha demandado al Partido Popular por despido improcedente, contradiciendo la versión dada por dicho partido de que, desde marzo de 2010, no desempeña cargo alguno y asegura que, desde entonces y hasta el pasado 31 de enero, trabajaba para el PP como asesor, percibiendo durante este tiempo 21.300,08 euros brutos, incluido el prorrateo de las pagas extraordinarias.
Según informa el diario El País, Bárcenas, en la demanda por despido, empieza por relatar como hechos relevantes su historial dentro del PP, contando que empezó a trabajar en ese partido el 2 de marzo de 1982, con la categoría de licenciado, teniendo los cargos de gerente nacional hasta el mes de junio de 2008. Al ser proclamado Mariano Rajoy líder del PP en el polémico congreso nacional del partido en Valencia, éste le ascendió a la categoría de tesorero, hasta que saltó en febrero de 2009 el caso Gurtel. Bárcenas aguantó unos meses en el puesto hasta que Rajoy lo apartó del cargo de tesorero, tras su imputación por cohecho.
La demanda presentada por Bárcenas contradice lo manifestados últimamente por varios miembros de la cúpula del Partido Popular, entre ellos Carlos Floriano y María Dolores de Cospedal. El diario El País cuenta que el extesorero del PP considera improcedente su baja "causada por la empresa", realizada sin su consentimiento ya que hasta le fecha no ha tenido conocimiento de que la empresa haya prescindido de sus servicios ni haya extinguido su relación laboral con él.
Esto, como vemos, es el colmo de los colmos. ¿Es que los ciudadanos de este país nos merecemos esto? ¿Es que el señor Rajoy y la cúpula del PP no nos quieren decir la verdad de lo que ha pasado y está pasando con Luis Bárcenas? ¿Es que el señor Rajoy y los dirigentes del PP ni siquiera van a asumir al menos un mínimo de responsabilidad política?
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