diumenge, 17 de febrer del 2013

La dimisión de Benedicto XVI, un acontecimiento histórico insólito y de gran calado

   Hace unos pocos días ha tenido lugar una "auténtica bomba informativa". Se trata del anuncio de la dimisión de Benedicto XVI, próximo a cumplir los 86 años de edad, como Papa y lider de la Iglesia católica.

   La decisión tomada por Joseph Ratzinger es, en principio, plenamente correcta desde el punto de vista jurídico. Efectivamente, el actual Código de Derecho Canónico, promulgado por Juan Pablo II, antecesor del actual Pontífice, en el canon 323, apartado dos, establece: "Si el romano Pontífice renunciase a su oficio, se requiere para la validez que la renuncia sea libre y se manifieste formalmente, pero no que sea aceptada por nadie".

   Al hacer pública esta decisión, Benedicto XVI, en la misa celebrada recientemente en la basílica de San Pedro de Roma, dijo: "En el mundo de hoy(...) para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado".

   Es decir, que, como nos dice LOLA GALÁN, el Papa puede tomar la decisión soberana de abandonar, cansado de llevar sobre los hombros la pesada carga de una institución en crisis, que no quiere, no sabe o no puede adaptarse a los nuevos tiempos. Dado que, según se desprende de las propias palabras del Papa dimisionario, su decisión ha sido tomada libremente por los motivos que aduce, y también sin necesidad de contar con la autorización o aceptación de nadie, tal decisión hay que considerarla ajustada a lo previsto en la Constitución interna de la Iglesia que constituye el Código de Derecho Canónico. 

   Con todo, la decisión de Joseph Ratzinger, no deja de ser un hecho insólito en la historia de la Iglesia católica, dado que, prácticamente, se pueden contar con los dedos de una mano, y ello desde hace unos cuantos siglos, hechos como éste.

   De los 265 papas que ha tenido la Iglesia católica, al parecer solo ha tenido lugar la dimisión de cuatro de ellos con anterioridad a Benedicto XVI. De acuerdo con los testimonios de varios historiadores,  algunos de ellos un poco inciertos, vamos a referirnos brevemente a los mismos, extractando y resumiendo los datos ofrecidos por tales testimonios.

   Clemente I.-  Clemente de Roma, fue un religioso cristiano de finales del siglo I de nuestra era y es considerado por la Iglesia católica como el cuarto Papa, durando su pontificado desde el año 88 al año 102.

   Sabemos muy poco de la vida de este Papa. Algunos le atribuyen ascendencia judía. También se le atribuye una Epístola a los Corintios, texto que ha servido de base para constatar que en aquella época ya era reconocida la hegemonía universal del obispo de Roma. Se ha llegado a decir que conoció al propio San Pablo.

   Si bien los datos que han llegado hasta la actualidad sobre este Papa son algo inseguros y fragmentarios, parece ser que, temiendo ser desterrado, ante el estado de incertidumbre en que vivía la comunidad de fieles, con persecuciones y unas estructuras débiles de la Iglesia, renunció al pontificado.

   Clemente I sufró el martirio y fue proclamado santo. Su festividad se celebra el 23 de noviembre.

   Ponciano.- Nació en Roma y fue elegido Papa el 21 de agosto de 230, tras la muerte de Urbano I, abdicando el 28 de septiembre de 235.

   Al subir al trono como emperador de Roma Maximino el Tracio, se reactivaron las persecuciones contra los cristianos, lo que dio lugar a la deportación de Ponciano a Cerdeña, viéndose al parecer obligado a abdicar. Se cuenta también que fue torturado mediante azotes que causaron su muerte. Fue proclamado santo. De su tiempo es santa Cecilia, patrona de la música.

   Clestino V.-  Fue nombrado Papa en el año 1294 y se llamaba Pietro di Morrone. Era un fraile benedictino que, según los historiadores, vivía como ermitaño en una cueva.

   Su dimisión es la que más se asemeja a la dimisión de Benedicto XVI. Pietro di Morrone tenía la edad de 79 años cuando fue elegido Papa y se dice que aceptó la elección para acabar con el bloqueo en que se encontraba la Iglesia católica después de 27 meses de un cónclave que parecía no tener fin . A los cinco meses de su pontificado, dimitió como Papa por no considerarse capacitado para llevar a cabo la difícil tarea como tal. Le sucedió el que fuera su asesor, Bonifacio VIII, que fue Papa de 1294 a 1303. Bonifacio VIII  mandó detener a Pietro di Morrone, el cual murió en prisión.

   Gregorio XII.-  Este Papa de origen veneciano fue elegido como tal en 1406 y dimitió en el año 1415. Su dimisión vino motivada con el objeto de poner fin al denominado "Cisma de Occidente" (1378-1418), llegando a contar la Iglesia católica en aquel momento con tres Papas al mismo tiempo, que se negaban a dimitir. Por cierto, uno de estos tres Papas fue el aragonés Benedicto XIII, el llamado "Papa Luna", que se negó a dimitir pese a la insistencia del valenciano San Vicente Ferrer para que lo hiciera.

   Como vemos, pues, realmente la dimisión de un Papa es un hecho insólito a lo largo de la historia de la Iglesia católica y que, hasta la decisión de dimitir del actual Pontífice, no se había producido desde hace más de 600 años.

   Pero es que, además, la dimisión de Benedicto XVI es un hecho de gran calado y de enorme transcendencia, dado el destacadisimo papel que representa la figura del Papa en el mundo  actual, no solo entre los católicos, con alrededor de 1.500 millones de creyentes, sino a todos los niveles, si tenemos en cuenta sus relaciones con toda clase de países y de gobiernos y su intermediación en multitud de problemas
de carácter internacional.

   Es por ello que no se han hecho esperar las manifestaciones en torno a esta dimisión, tanto de lideres políticos como en el seno de la propia Iglesia católica, la mayoría de ellas elogiando la figura de Benedicto XVI.

   Como políticos más destacados cabe citar al Presidente de Estados Unidos y a la Canciller de Alemania, que han reconocido expresamente la inestimable labor de Joseph Ratzinger al frente de la Iglesia católica.

   Es en el interior de la Iglesia católica, como es obvio, donde ha habido más manifestaciones y opiniones sobre la dimisión del actual Pontifice. Vamos a refrirnos a algunas de ellas aparecidas en los medios de comunicación.

   El cardenal arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Antonio María Rouco Varela, ha manifestado, entre otras cosas, que "la noticia es" sorprendente" y "nos llena de pena", pero también "coherente" con la personalidad del Pontífice y con los tiempos"..."nos sentíamos seguros e iluminados por su riquísimo magisterio y por su cercanía paternal".

   El padre Angel, fundador de Mensajeros de la Paz, ha dicho que "estoy sorprendido, pero en principio esto es también normal dentro de la Iglesia y es mejor que dimita que verle hasta el fin de su vida agonizando como Papa. Es mejor ser inteligente y saber irse. Es una lección que deberíamos ser capaces de imitar. Hay otros que están insistiendo en resistir en ser presidentes o jefes, y la verdad es que podrían hacerlo también, dimitir como el Papa".

   Para Lombardi, responsable de la agencia de prensa del Vaticano, "ninguna enfermedad ha llevado a Benedicto XVI a anunciar su renuncia al Pontificado". Para Francisco García, vicedecano de la Facultad de Teología de la Universidad Pontifica de Salamanca, la dimisión del Papa "es una mezcla de "humildad" y de reconocer que no es "imprescindible".

   El Foro de Curas de Madrid ha emitido un comunicado en el que aplaude la dimisión del Papa, considerándola ejemplar e histórica, lamentando que otros no sigan el mismo camino, a pesar de "su mala gestión o corrupción", a pesar de que "la sociedad mayoritariamente les esté cuestionando".

   Llegados a este punto, interesa detenernos en dos cuestiones que muchos entienden que se plantean en la Iglesia católica directamente y también, ¿cómo no?, a nivel mundial, dado el protagonismo que en cierta manera tiene en estos tiempos la figura del Papa, como se ha dicho. Nos referimos concretamente al estado y situación de la Iglesia católica y el mundo actualmente y a las características que debería reunir el nuevo Pontífice.

   Se podrá estar de acuerdo o no, en todo o en parte, pero creemos intresante lo que nos expone José Oneto, en un artículo publicado el 12 de febrero actual, titulado "Las otras razones de la dimisión Papal". José Oneto, en dicho artículo se refiere a las luchas internas de la Santa Sede entre conservadores y progresistas, a los escándalos económicos del Instituto para las Obras de la Religión, el llamado Banco Vaticano, a la filtración de documentos confidenciales que desembocó en la detención del mayordomo personal del Papa, a los casos de pederastia, con abusos sexuales de sacerdotes a niños, al tremendo caso del fundador de los "Legionarios de Cristo", el mexicano padre Mercier, pederasta, drogadicto y padre de una auténtica familia numerosa, con conexiones privilegiadas dentro de la Curia vaticana. Según José Oneto, nos encontramos ante una Iglesia desconcertada y debilitada, que tiene que hacer frente a la acusación de no haber avanzado en temas como la moral sexual o la liberación social.

   Por su parte, el Foro de Curas Madrid, en un reciente comentario en un medio de comunicación, considera que" la Iglesia está travesando una enorme crisis de credibilidad, crisis que está debilitando muy seriamente la plausibilidad de la fe cristiana, por lo que considera que se necesita volver a las fuentes del Evangelio y a la buena tradición para recuperar aquella imagen de comunión en la diversidad que disfrutó durante el primer milenio y que se propuso recuperar el Concilio Ecuménico Vaticano II". Dice también el Foro de Curas de Madrid que" la Iglesia debería recuperar el corazón. Ni los códigos de leyes, ni los mejores catecismos tienen sentido si no se recupera el corazón. Y se tiene la impresión de que, por el excesivo dirigismo y afán de controlarlo todo, la Iglesia ha pedido la ternura y la compasión, la frescura y la cordialidad".

    A estos problemas se podrían sumar otros, tales como la marginación de las mujeres en la propia Iglesia, que se ven privadas de acceder al sacerdocio y a cargos de responsabilidad, pero también problemas en los que los cristianos, y en este caso los católicos y su lider espiritual, no pueden ni deben permanecer al margen, por ejemplo, ante la grave crisis económica que afecta a millones y millones de personas y familias, a la violencia, a las guerras, al racismo, a los emigrantes, etc. etc.

   Ante estos hechos y ante estas circunstancias, tanto los católicos como los no católicos, es lógico que nos preguntemos qué características debe reunir el próximo Papa.

  El español Rafael Navarro Valls cree que "todo apunta a que el Colegio Cardenalicio se decante por un cardenal joven." ... " parece evidente que los cardenales elegirán a un Papa relativamente joven, cuya edad podría estar entre los 65 y los 70 años.."

   Pablo Blanco Sarto, biógrafo d Benedicto XVI, nos dice que "en pleno siglo XXI hace falta un ejercicio del pontificado más dinámico, mediático y con más vigor".

   Johari Gautier Carmona considera que "probablemente la Iglesia necesita ahora a un sucesor joven, capaz de llevar a cabo la renovación que exige la misma, como lo haría cualquier consejero delegado de una importante empresa en la que crren miles de millones de católicos de todo el mundo, de un mundo que a veces no está bien representado en ese colegio cardenalicio, dominado por el sector conservador y por los cardenales italianos".

   Hay también quienes opinan que ahora toca un Papa italiano después de dos Pontificados seguidos de Papas no italianos, o que corresponde un Papa africano o un Papa latinoameicano, dado que el mayor número de católicos se da en América del Sur, si bien con elpeligro del aumento de fieles de la Iglesia evangelista, etc.

   Como se puede obervar, parece que predomina el criterio de que el nuevo Papa debe ser relativamente joven, existiendo también el casi convencimiento de que ahora será italiano, pero creemos que, con independencia de que sea más o menos joven o de cual sea su nacionalidad, se debe elegir a la persona que se capaz de afrontar los problemas por los que atraviesa especialmente la Iglesia católica, y también el mundo. No podemos olvidarnos aquí de la figura del bueno de Juan XXIII, un anciano Pontífice que "revolucionó" la Iglesia católica y trató de "poner al día" la misma a través del Concilio Vaticano II y que sus sucesores, más jóvenes, ralentizaron. Papa de una gran santidad que, incomprensiblemente, ha visto postergada su beatificación y proclamación como santo en favor de otras figuras posteriores como el fundador del Opus Dei, Escrivá de Balaguer.

   No podemos finalizar este comentario sin citar algunas de las palabras del propio Bemedicto XVI en su penúltimo angelus dominical del día de hoy, 17 de febrero:

   "La iglesia, que es madre y maestra, llama a todos sus miembros a renovarse y a renegar del orgullo y del egoísmo y vivir en el amor".

   Benedicto XVI también exhortó a los fiels a "no instrumentalizar a Dios para sus propios beneficios, "dando más importancia al éxito y a los bienes materiales" que alpropio Dios". 

   En fin, a partir del  próximo 28 de febrero, el cónclave de cardenales tiene la palabra. Esperemos que acierte en la elección del nuevo Papa.


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