En este breve comentario no nos vamos a referir a la primera de las cuestiones que plantea monseñor Rouco Varela, lo cual podría ser materia de un más largo comentario. Nos vamos a ceñir solamente a la cuestión lingüística, algo a lo que ya nos referimos en nuestro anterior blog del día 17 de diciembre actual al comentar unas declaraciones del gallego y socialista Francisco Vázquez.
Estamos convencidos de que el Cardenal-Arzobispo de Madrid, al formular estas declaraciones, está pensando en la reforma educativa del Ministro Wert y en la inmersión lingüística que se está llevando a cabo en Cataluña. Por ello, creemos oportuno que, junto a las afirmaciones de Rouco Varela, conozcamos también otras opiniones contrarias o diferentes de las mismas, incluso en el seno de la propia iglesia católica.
Así, LLUÍS MARTÍNEZ SISTACH, Cardenal-Arzobispo de Barcelona, entiende que "el actual modelo educativo catalán evita la segregación escolar, favorece la cohesión social y consigue buen conocimiento del castellano y del catalán.
El obispo de Girona, FRANCESC PARDO, defendió el actual modelo lingüístico de Cataluña y afirmó que "es incomprensible" y un "paso atrás" el proyecto de reforma educativa presentado por el Ministro J. Ignacio Wer el cual provocaría "un empobrecimiento muy importante de nuestra cultura".
La FUNDACIÓ ESCOLA CRISTIANA considera que "la inversión lingüística en catalán ha permitido evitar la segregación escolar ha sido un factor de cohesión social y no ha generado ningún perjuicio en el aprendizaje del alumnado".
Por otro lado, en el ámbito internacional, aunque no se da la unanimidad sobre esta cuestión, hay que decir que la inmersión lingüística catalana cuenta con el aval de la UNESCO y que personalidades como el Presidente de la Comisión Europea, JOSÉ MANUEL DURAO BARROSO, han manifestado que dicha inmersión lingüística es extrapolable a otros países.
Ante la polémica creada y sin entrar a valorar lo correcto o incorrecto de la política lingüística catalana o cualquier otra similar que pudiera darse en España, creemos, una vez más, que hay que pedir a todos ponderación y prudencia en sus manifestaciones y actuaciones y buscar sobre todo la negociación y el consenso entre todas las partes implicadas. Solamente nos permitimos hacer una pequeña observación respecto de las afirmaciones de Rouco Varela cuando asegura que el derecho de los padres a que sus hijos sean educados en la lengua materna o en la que ellos determinen es un derecho fundamental de la familia, que no puede ser suplido ni negado por la autoridad. Y cita para ello el artículo 27 de la Constitución. Nos permitimos formular una pregunta: ¿Tiene derecho, por ejemplo, una familia valenciana, cuya lengua materna es el valenciano, a exigir el derecho en la Comunidad de Madrid, si reside en ella, a que sus hijos tengan como lengua vehicular el valenciano en el centro público o concertado al que asistan? ¿Y citamos para ello el artículo 14 de la Constitución que declara a todos los ciudadanos iguales ante la ley y con los mismos derechos? Y, por favor, que no se nos eche a la cara el artículo que obliga a todos los españoles a conocer el castellano, algo que ya sabemos, porque en ningún punto se exige que sea la lengua vehicular para todos en la enseñanza. Efectivamente, el artículo 3.1 del texto constitucional se limita a establecer, y no es poco, el deber de conocer el castellano y el derecho de usarlo.
Dicho todo esto, pensamos que posturas, declaraciones o actuaciones como las de Francisco Vázquez, socialista y católico, al comparar la política lingüística catalana con el nazismo, las de monseñor Rouco Varela, a nuestro juicio y con todo el respeto fuera de lugar, y las del Ministro Wert, del Partido Popular, tratando de "españolizar" a los niños catalanes, en lugar de contribuir a calmar los ánimos están haciendo que, día a día, aumente el número de ciudadanos de Cataluña a favor de su independencia.
No echemos más leña al fuego.
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