dimecres, 12 de febrer del 2014

Los valencianos no tenemos remedio


   Cuando se acercan las elecciones para elegir a nuestros representantes políticos, bien sea para el parlamento europeo, para los ayuntamientos y comunidad autónoma o para el parlamento español, en la Comunitat Valenciana o País Valencià, que de las dos formas se puede denominar nuestro territorio, al menos de forma coloquial y aunque algunos se empeñen en lo contrario, como ya hemos dicho en anteriores ocasiones,  hay quienes se obcecan en resucitar los viejos fantasmas y las viejas luchas de siempre entre los valencianos referidos a nuestras llamadas "señas de identidad". En este caso nos vamos a referir a la lengua.

   Y todo ello viene a cuento de la definición de valenciano que se contiene en el nuevo "Diccionari Normatiu Valencià" redactado por la Academia Valenciana de la Lengua, organismo oficial creado por ley de la Generalitat Valenciana en 2001 e integrado por filólogos y expertos en lingüística y que no hay que confundir con la Real Academia de Cultura Valenciana, entidad de carácter privado y de tendencia, actualmente y desde hace varios años, de lo que se conoce, dicho con todos los respetos, "blavera" y "anticatalanista".

   En dicho nuevo diccionario de la Academia Valenciana de la Lengua se define el valenciano como " Llengua romànica parlada en la Comunitat Valenciana, així com a Catalunya, les Illes Balears, el departament francés dels Pirineus Orientals, el Principat d'Andorra, la franja oriental d'Aragó i la ciutat sarda de l'Alguer, llocs on rep el nom de català ".

   Los académicos que han redactado el nuevo diccionario se han acercado en parte a ciertas posiciones de quienes no defienden la unidad lingüística, utilizando, por ejemplo, demostrativos como este y esta, en lugar de aquest y aquesta,  sustantivos como bellea y otros vocablos como giner, sancer, gavinet, guardaesquenes, desinvoldre's o astò (això), término este último que se dice en algunos municipios alicantinos. El diccionario ha sido el trabajo y dedicación durante doce años de los académicos de la Academia Valenciana de la Lengua, con miles de enmiendas, hasta lograr un consenso.

   No olvidemos, por otra parte, que la Real Academia Española define el valenciano como " Variedad del catalán, que se usa  en gran parte del antiguo reino de Valencia y se siente allí comúnmente como lengua propia ". Es decir, que la Real Academia Española admite hasta la fecha la unidad lingüisitca al referirse al valenciano.

   Las reacciones, sobre todo de algunos destacadísimos miembros del Partido Popular en la Comunitat Valenciana, como es obvio, no se han hecho esperar dada la relativa proximidad de nuevas elecciones en los ámbitos a los que nos hemos referido al principio.

   Alberto Fabra, presidente de la Generalitat Valenciana, ha manifestado su desacuerdo con la definición de valenciano del nuevo diccionario de la Academia Valenciana de la Lengua y, como dicen algunos medios de comunicación, ha hecho del asunto una "cuestión de estado" y se ha empeñado en que dicha definición no prospere, habiendo conseguido de momento que no se haga o que se posponga la presentación del nuevo duccionario, para lo que se están aduciendo en medios de la propia Academia " problemas informáticos ".

   Al señor Fabra, al actual presidente de la Generalitat Valenciana, habría que recordarle, tal como ha hecho algún medio de comunicación, que cuando él fue alcalde de la ciudad de Castellón llegó a defender las emisiones de la televisión catalana, la TV3, que, como sabemos, emite exclusivamnete en catalán, en la Comunidad Valenciana.

   Serafín Castellano, Secretario General de los populares valencianos, ha llegado a amenazar con el cierre de la Academia Valenciana de la Lengua si no retira la citada definición de valenciano de su diccionario, postura refendada por varios alcaldes y concejales del Partido Popular de algunos municipios valencianos. Por cierto, la Consellería de Gobernación, a cuyo trente está Serafín Castellano, en el número 57 de la "Revista Valenciana d'Estudis Econòmics", en 2012, en un número monográfico referente a los treinta años del Estatuto de Autonomía, en un artículo de Emili Casanova (catedrático de Filología Catalana y miembro de la Academia Valenciana de la Lengua nombrado por el Partido Popular), titulado "La llengua als estatuts d'Autonomia de la Comunitat Valenciana de 1982 i 2006" , asumía con naturalidad la unidad de la lengua,. Dicho ejemplar de la citada revista, que tuvo el vist i plau de la Conselleria de Gobernación , contiene un preámbulo firmado por Serafín Castellano en el que literalmente el propio conseller valora los estudios " elaborados por profesionales de amplia trayectoria y reconocido prestigio en sus ámbitos de trabajo y especialización "( Ver diario Levante de 10.02.2014). ¿ Es que ahora, casi en vísperas electorales, al señor Castellano no le merecen la misma confianza y respeto los académicos de la AVL ?.

   Alfonso Rus, miembro destacado del Partido Popular y actual presidente de la Diputación Provincial de Valencia, ha dicho cosas como la siguiente: " Si la AVL dice que los que defienden la singularidad del valenciano son incultos, yo seré inculto, mi padre, mi abuelo y la mayoría, pero lo que no puede ser es que un Diccionari me diga ahora que mi nieto "es diu noi".

   No bastando con estas manifestaciones y actitudes, el Consell ha solicitado un dictamen sobre la cuestión al Consell Jurídic Consultiu para que se pronuncie respecto de si la definición de valenciano de la AVL vulnera o no el Estatuto de Autonomía, cuyo artículo 6 establece que la lengua propia de la Comunidad Valenciana es el valenciano. Según rumores, parece que dicho dictamen va a ser inminente.

   Dejando a un lado, como debe ser, las batallas políticas, a algunos políticos, en este caso del Partido Popular, como se puede apreciar, no les basta que sean instituciones como la Real Academia Española y la Academia Valenciana de Lengua, integradas ambas por expertos en la materia, quienes se pronuncien sobre aquello qué es el valenciano. Ni tampoco, por lo visto, que una institución como la Universidad de Valencia haya exigido recientemente " el acatamiento de las sentencias judiciales que avalan la unidad lingüística de valenciano y catalán ( recordemos que algunas de ellas reconociendo la validez de la titulación en Filología Catalana como justificante del conocimiento del valencianao para acceder a oposiciones de la propia Generalitat Valenciana, algo que reiteramente ha venido incumpliendo el gobierno valenciano)", todo ello ante las declaraciones de determinados políticos que han generado, como relata hoy un medio de comunicación, "... una tensión que ha derivado en actos vandálicos y amenazas a la integridad de las personas, que no son aceptables y que alteran la convicencia". Al parecer se trata de ciertas pintadas contra el profesor Ramón Ferrer, presidente de la AVL, y otros académicos.

   Nos parecen muy oportunas y acertadas las palabras de Alfonso García Valencia, aparecidas hoy en un medio de comunicación valenciano, en relación con esta cuestión: " ¿ Se atrevería el Gobierno de España a decirle a la Real Academia Española que cambie la definición de español? Es la comparación que realizan en privado algunos miembros de la Academia Valenciana de la Lengua con lo que está sucediendo en estas tierras, donde el Consell manifiesta públicamnete su disgusto con la definición de valenciano del Diccionari Normatiu Valencià". "La comparación es gratuita.porque en el español también existe una diferencia entre el ordenamiento jurídico y la filología. O sea , que una cosa es un decreto o un dictamen y otra una obra lexicográfica como un diccionario, adscrito en el campo de la ciencia"."Vayamos con el paralelismo: en el caso de España, la Constitución dice en su artículo 3 que "el castellano es la lengua española oficial del Estado".En cambio la RAE llama a su obra magna Diccionario de la lengua española (no castellana). Y así, define el español com "lengua común de España y de muchas naciones  de América, hablada como propia en otras partes del mundo". "En el caso valenciano, y antes de que el Consell Jurídic Consultiu diga la suya, algunos académicos recuerdan que, a diferencia de 2005, la AVL no ha aprobado un dictamen... sino una obra lexicográfica ".

   Un poco en la línea de Alfonso García Valencia, formulamos también alguna que otra pregunta:

   ¿ Se atrevería, por ejemplo, el gobierno de cualquier país sudamericano, como Argentina o Colombia por citar a alguno, a exigir que su idioma oficial se denomine argentino o colombiano en contra del criterio de las academias de la lengua existentes en dichos países y  de la propia Real Academia Española?

   ¿ Osaría el gobierno de Austria exigir que al idioma oficial de este país no se le llame alemán porque el 12 de marzo de 1938 Adolf Hitler llevó a cabo el "Anchluss", es decir, la unión y anexión de Austria a la Alemania nazi, por aquello, entre otras cosas, de que "una misma lengua, un mismo Estado" ?. Decimos esto porque hay algunos enemigos de la unidad lingüística entre los valencianos que aducen, en defensa de sus postulados secesionistas en el terreno de la lengua, el afán imperialista de los catalanes respecto del territorio valenciano, es decir, el llamado "pancatalanismo" o "países catalanes", cuya existencia se da aunque minoritariamente, pero que no tiene o no debe tener nada que ver con la realidad objetiva de cuál sea  la lengua que hablamos los valencianos.

   ¿ Qué diríamos si la Junta de Andalucía decretase que la lengua que hablan los andaluces en adelante se denominara andaluz y en ningún caso castellano o español ? Todos diríamos que es una barbaridad, pero podemos constatar fácilmente que hay menos diferencias en la forma de hablar de un valenciano y un catalán que las que se dan entre un habitante de un pueblo de Huelva que hable" andaluz" y uno de Salamanca que hable castellano.

   Parece ser que los valencianos, en esta como en otras cuestiones no tenemos solución, no tenemos remedio. En Madrid se suele decir, cuando algún asunto es insoluble que " el caso se está valencianizando ". 
Hay un refrán castellano que dice (algunas veces se nos ha criticado el uso que hacemos del mismo) que
"no hay que mezclar las churras con merinas". Ambas son razas distintas de ovejas. Unas son buenas para obtener buena lana y las otras para obtener buena leche y buena carne. Si se mezclan ambas razas se obtiene peor leche, carne y lana. Por eso se aconseja tenerlas separadas.

   Y eso es lo que estamos haciendo desde hace ya algún tiempo los valencianos, sobre todo algunos políticos: mezclar la política con el idioma, Y con ello conseguiremos que ni nuestra política, que deben llevar a cabo nuestros representantes elegidos democráticamente, sea la que conviene a los ciudadanos valencianos ni que nuestro idioma, el valenciano, cuya normativa debe estar en manos de las instituciones  compuestas de filólogos y linguïstas competentes, tenga la consideración y el respeto que se merece así como su correcto uso y aplicación en los diferentes ámbitos, como ocurre en cualquier otra lengua, sin que ello signifique ningún  tipo de menosprecio hacia el habla popular de nadie, algo que también se debe preservar. Pero el colmo de los colmos sería que un organismo, sea político, consultivo o judicial, pueda atentar a la libertad de expresión de filólogos y lingüistas en un diccionario lexicográfico, como es el caso del Diccionari Normatiu de la Academia Valenciana de la Lengua, que, además, según nos consta, ha sido redactado por consenso de sus miembros.

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