dimecres, 23 de gener del 2013

La responsabilidad política, raro fenómeno que no se ve todos los días


   Ante los innumerables casos de corrupción que se han dado y que se están dando en España y que afectan directa o indirectamente a los partidos políticos y a sus responsables, incluidos los gobernantes, cuestión a la que nos hemos referido en alguna otra y reciente ocasión, si hay una cosa que llama poderosamente la atención es que ninguno de tales responsables políticos tome ninguna decisión personal acorde con la responsabilidad política que ostentan.

   Tal vez interesa saber, en primer lugar, qué se entiende por responsabilidad política.

   JOSÉ L. GARCÍA RUIZ, en el Diario de Sevilla, de 17 de abril de 2011, en un artículo titulado "Responsabilidad política y responsabilidad penal", define muy bien que es aquello que debemos entender como responsabilidad política.

   GARCÍA RUIZ, al aludir al cúmulo de escándalos e irregularidades que venían salpicando la vida política andaluza, decía que "se pone de manifiesto una gran confusión entre lo que se la responsabilidad penal y la responsabilidad política" y que muchos políticos sostienen que "mientras no se produzca una resolución judicial condenatoria no hay ningún tipo de responsabilidad, lo que equivale a decir que no ha responsabilidad política sin responsabilidad penal”.

   Y continúa diciendo el citado autor que “el objeto de la responsabilidad política son los errores en la gestión, tanto los propios como los de los subordinados, se conozcan o no, ya que si el desconocimiento bastara para anular la responsabilidad política, el cargo inepto que nunca se enterase de nada nunca sería responsable”. “El efecto último de la responsabilidad política es, bien el cese impuesto desde instancias superiores, bien la dimisión”. “Se trata de un efecto cuya entidad es relativamente pequeña frente a lo que supone una sanción de tipo penal”.

Y concluye GARCÍA RUIZ con dos afirmaciones:

 "Sin embargo, en nuestra vida política, la cultura de la responsabilidad política (lo que algunos llaman la cultura de la dimisión) brilla por su ausencia...”. "... el político que se ve inmerso en un asunto que conlleva una clara e innegable responsabilidad política se resiste como gato panza arriba a asumirla y se refugia... en que se le pruebe o no una responsabilidad penal".

 "La consecuencia de este hecho es doble: de un lado, el efecto perverso de que la vida política acaba inevitablemente judicializándose. De otro, y ello es peor con mucha diferencia, la democracias acaba siendo una democracia de muy baja intensidad pues desaparecen los elementos claves para su funcionamiento, ya que la transparencia y el control subsiguiente tienden a desaparecer para ser sustituidos por el descaro y el cinismo políticos".

 Ante esta magnífica descripción de lo que debe entenderse por responsabilidad política, necesariamente es lógico que nos preguntemos cuántos de nuestros políticos o gobernantes han asumido su responsabilidad política en nuestro país. Salvo los pocos casos en que se ha cesado por decisión superior o bajo presión a algunos políticos, es difícil encontrar en España algunos de ellos que hayan asumido libremente su responsabilidad política y hayan dimitido voluntariamente por ello.

 A quienes somos meros aprendices de nuestra historia, nos vienen excepcionalmente a la memoria tres personajes históricos que, en su día, a juicio de muchos, sí que asumieron voluntariamente su responsabilidad política. Nos referimos concretamente a FRANCISCO PI I MARGALL, a WILLY BRANDT y a JOSEP BORRELL FONTELLES. Vamos a detenernos brevemente en cada uno de ellos.

  FRANCISCO PI  I  MARGALL.-  Como sabemos, las Cortes españolas proclamaron la Primera República el 11 de febrero de 1873, la cual apenas duró once meses. Uno de sus presidentes, junto a ESTANISLAO FIGUERAS, NICOLÁS SALMERÓN y EMILIO CASTELAR, fue FRANCISCO PI I MARGALL.

 PI  I  MARGALL nació en Barcelona en el seno de una modesta familia el 29 de abril de 1824 y fue el segundo presidente de la Primera República española, desde el 11 de junio al 18 de julio de 1873.

 En su calidad de presidente de la República se propuso llevar a cabo un ambicioso programa que, según nos dicen GONZALO DÍAZ y MARÍA DOLORES ABAD, incluía la reestructuración del ejército, la separación de la Iglesia y del Estado, la enseñanza obligatoria y gratuita, la abolición de la esclavitud en Cuba, etc. Sin embargo, los sucesivos intentos de cantonalismo en Sevilla, en Málaga y en Alcoy y, sobre todo, el de Cartagena, ante cuya virulencia se sintió impotente, y que le mostraron el fracaso de sus ideas federalistas, presentó, en un gesto de honestidad y responsabilidad política, la dimisión apenas cinco semanas después de haber asumido la presidencia de la República.

 El escritor y literato AZORÍN retrata muy bien la figura de PI  I  MARGALL cuando refiriéndose al mismo dice, entre otras cosas, que "En el tremendo desconcierto de la última década del siglo XIX, solo este español se yergue puro entre la turba de negociantes, discurseadores y cínicos".

  Como también nos dicen GONZALO DÍAZ y MARÍA DOLORES ABAD, la honestidad y coherencia que corre a lo largo de la vida de este hombre singular se refleja en la profundidad de su pensamiento. Y concluyen citando una de sus frases: "Sostengo que la revolución aún hoy es la paz".

 WILLY BRANDT.-  Muy brevemente nos referimos a este alemán nacido en 1913 y fallecido en 1992. Herbert Karl Frahm fue un socialdemócrata que se refugió en Noruega tras la llegada de Hitler al poder en Alemania. Finalizada la segunda guerra mundial, y tras la derrota del nazismo, se estableció en Berlín, ciudad de la que fue alcalde electo en 1957. A partir de 1964 fue presidente del Partido Socialdemócrata y en 1969 canciller de la República Federal Alemana. Es conocido con el nombre de WILLY BRANDT, nombre de guerra que adoptó durante la persecución nazi.

 Uno de sus colaboradores y secretario político, GÜNTER GUILLAUME, fue detenido por la policía bajo la acusación de espionaje al servicio de Alemania Oriental. WILLY BRANDT asumió su responsabilidad política por el delito de su subordinado y colaborador y dimitió como canciller de la República Federal Alemana el día 7 de mayo de 1974.

 JOSEP BORRELL FONTELLES.- También de forma concisa nos vamos a referir a este político español.

 Según nos informa ROBERTO ORTIZ DE ZÁRATE, JOSEP BORRELL es nieto de un emigrado a Argentina e hijo de un panadero de humilde condición. Nació y se crió en La Pobla de Segur, de la comarca de Pallarse Jussà, en el prepirineo leridano.

 En 1975 se afilió al Partido Socialista Obrero Español y fue Ministro de Obras Públicas y Transportes en 1991, en el gobierno de FELIPE GONZÁLEZ. El 24 de abril de 1998 fue elegido  para encabezar la lista como candidato a la presidencia del gobierno de España.

 BORRELL hubiera disputado las elecciones con el candidato del Partido Popular JOSÉ MARÍA AZNAR de no haber sido por la investigación llevada a cabo por la Audiencia Nacional a dos antiguos colaboradores suyos en su etapa de secretario de Estado de Hacienda, Ernesto Aguiar y José María Huguet, en torno a su participación en el montaje de una red de influencias para conseguir tratamientos fiscales fraudulentos a empresas de Barcelona. Tal como nos dice ROBERT ORTIZ DE ZÁRATE, aunque BORRELL no tenía nada que ver con esta presunta trama delictiva, ello le supuso tal quebranto personal que decidió dimitir manifestando que lo hacía para evitar las "dudas sobre mi comportamiento ético o moral".


 Al referirnos a los tres políticos citados no pretendemos decir que fueran unos "benditos", carentes de todo defecto, pero si queremos destacar la honestidad que tuvieron  al asumir su responsabilidad política por hechos que ellos no habían cometido pero que, de alguna forma, les "salpicaban", valga la expresión, como responsables políticos.

 Muchos políticos y gobernantes actuales debieran tomar ejemplo de los tres citados en lugar de resistirse como "gatos panza arriba", como se ha dicho, a asumir su responsabilidad política. De lo contrario nos veremos obligados a decir que, efectivamente, en España, la responsabilidad política es un raro fenómeno que no se ve todos los días.

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