Si echamos una mirada retrospectiva a lo que ha ocurrido y está ocurriendo en el resto del mundo no hay demasiados motivos para el optimismo.
IGNACIO RAMONET, en el último número de LE MONDE DIPLOMATIQUE, hace unas predicciones de lo que será el mundo en 2013 pero haciendo referencia a hechos y acontecimientos ocurridos en 2012 y en años anteriores.
RAMONET cita, en primer lugar, la austeridad exigida con mano de hierro por Alemania, que por primera vez en la historia domina Europa, en la Unión Europea como única solución a la salida de la crisis, tesis que recientemente cuestiona, como sabemos, el Fondo Monetario Internacional que reconoce el error en la aplicación de dicha política, ya que no se vislumbra ni el aumento del crecimiento económico ni el aumento del empleo.
RAMONET alude también a otros acontecimientos tales como el desafío político que puede darse en Venezuela, ante la recaída de su presidente Hugo Chávez, y a las próximas elecciones que tendrán lugar en algunos países de América Latina como Ecuador, Honduras y Chile, así como a la situación en Cuba y al rumbo que puede tomar la política estadounidense en Latinoamérica tras la reelección de Barak Obama.
Más preocupante parece que ve RAMONET la situación en Cercano Oriente, donde, a su juicio, se encuentra el actual foco perturbador del mundo. El comentarista se refiere a las revueltas de la primavera árabe que, si bien han conseguido derrocar a los dictadores de Túnez, Egipto, Libia y Yemen, las elecciones celebradas posteriormente han posibilitado que partidos islamistas reaccionarios acaparen el poder en dichos países. Cita también la inextricable guerra civil de Siria en que la insurgencia islamista suní pretende derrocar, apoyada por Estados Unidos, Reino Unido y Francia, al gobierno de Baachar El Asad, apoyado por Rusia y China, y que, junto con el Hezbolá libanés e Irán constituye el denominado "eje chií". Todo ello sin olvidar la tensión permanente entre Israel e Irán, ante las proyectadas instalaciones nucleares de este último.
Por último, RAMONET alude en su artículo a la situación de potencial conflicto armado en el área Asia-Pacífico donde, entre otras, se viene observado tensiones de Pekín con Tokio, como consecuencia de la disputa de la soberanía de las islas Senkaku, y la modernización a marchas forzadas de la Armada china.
En el contexto mundial, se ha podido constatar que 50.000 personas mueren diariamente, entre ellas muchos niños, de hambre o enfermedades (cifras del año 2006), 1600 millones de personas viven con menos de dos dólares diarios y, en cambio, los gastos en armamento suponen 2.680 millones de dólares al día.
Estos hechos y otros similares, además de la "condicionalidad", siempre en perjuicio de los más débiles, que suponen las medidas de austeridad impuestas como solución de la crisis económica, han hecho reaccionar a muchas personas. Nos permitimos transcribir aquí las palabras de FEDERICO MAYOR ZARAGOZA. Que fue Ministro de Educación y Ciencia, con Adolfo Suárez, y Director General de la UNESCO de 1987 a 1999: “Las leyes del mercado han conducido a una situación caótica que ha requerido un "rescate" de miles de millones de dólares, de tal modo que, como se ha resumido acertadamente, "se han privatizado las ganancias y se han socializado las pérdidas”. Han encontrado ayuda para los culpables y no para las víctimas. Es una ocasión histórica única para redefinir el sistema económico mundial en favor de la justicia social”. Y continúa diciendo: “No había dinero para los fondos del sida, ni de la alimentación mundial... y ahora ha resultado que, en un auténtico torrente financiero, sí que había fondos para no acabar de hundirse los mismos que, favoreciendo excesivamente las burbujas informáticas y de la construcción, han hundido el andamiaje económico mundial de la "globalización”.
Esta es, descrita a grandes rasgos pero con toda claridad por IGNACIO RAMONET y FEDERICO MAYOR ZARAGOZA la desastrosa situación en que se encuentran muchos países del mundo. ¿Y qué ocurre y ha ocurrido mientras tanto en España?
Para nadie es un secreto que nuestro país, junto con Grecia, Irlanda, Portugal e Italia, es uno de los que más se ve afectado por la crisis económica y por las medidas de austeridad impuestas por la Unión Europea (dígase señora Merkel) y por el Fondo Monetario Internacional. Ya nos hemos referido a ello con anterioridad en otros blogs, pero tal vez merezca la pena recordar o hacer hincapié en algunos hechos ocurridos últimamente en nuestro país.
En su día, ya hicimos una crítica del gobierno presidido por José Luis Rodríguez Zapatero, sobre todo por su tardanza en admitir la existencia de la crisis y por decir que los bancos y las instituciones financieras españoles gozaban de una gran solvencia. Como también criticamos que Zapatero no presentara su dimisión y que convocara elecciones generales contando la auténtica verdad a los españoles.
Pero, como también dijimos en su día, a nuestro juicio, la política del gobierno de Mariano Rajoy ha sido todavía peor. Ni el señor Rajoy ni su partido se dignó apoyar ninguna de las medidas que tuvo que llevar a cabo el gobierno socialista y además engañó a sus electores no cumpliendo ninguna de sus promesas electorales. No nos vale que se nos diga que ignoraba la situación por la que atravesaba España porque ello, además de denotar ignorancia, denota incompetencia para gobernar.
Durante el año largo que lleva Rajoy como Presidente del Gobierno, ha tenido lugar el mayor recorte de derechos sociales habido jamás en España (reforma laboral, recortes y copagos o repagos en sanidad, recortes en educación, recortes en dependencia, imposición o incremento de tasas judiciales, reducción de salarios a los empleados públicos, reducción de becas, recortes en investigación y desarrollo, retraso de la edad de jubilación, con aumento del período de cálculo de 15 a 25 años, etc., etc., medidas todas ellas en perjuicio de las clases media y trabajadora. No nos olvidemos de los desahucios, una de las más graves consecuencias de la falta de trabajo que sufren tantos y tantos ciudadanos, ni de la subida de impuestos tales como el IRPF y el IVA, por lo que tan cacareada subida de las pensiones del Partido Popular es una verdadera falacia.
Por decisión del gobierno actual ha tenido lugar, llámese como se llame, una escandalosa amnistía fiscal, y se ha ayudado y se está ayudado con cantidades inmensas a los bancos, sin que ello repercuta en un mayor crecimiento de nuestra economía productiva. Por el contrario, escasea el crédito, sobre todo a las PYMES, y el desempleo crece de una forma desaforada (más de 500.000 nuevos parados en un año).
Todo ello ha sido el origen de toda una serie de protestas y movilizaciones de los ciudadanos, tanto de los sindicatos (a los que se intenta demonizar y convencer a los trabajadores de ello, intentando que éstos olviden las luchas y los sacrificios que ha constado conseguir la sociedad de bienestar que ahora se pretende finiquitar) como de movimientos como el 15-M, el personal sanitario con la "marea blanca" por la privatización de la gestión de la sanidad pública, protestas del mundo universitario y estudiantil, incluso de los miembros del poder judicial, etc.
El Gobierno de Rajoy pretende justificar lo que está haciendo en la "herencia recibida", en que "gastamos más de lo que ingresamos", en la necesidad de "reducir el déficit", etc. No sabemos qué hará ahora el Gobierno después que el Fondo Monetario Internacional ha dicho que la política exclusiva de austeridad es una medida errónea. ¿Hará esto que cambie, a partir de ahora, la política económica de la Unión Europea y en particular del Gobierno de España?
No nos extrañe, pues, que cada vez más, si a todo esto unimos los muchos casos de corrupción de nuestros políticos, sean más los ciudadanos que sientan desafección por ellos y por los partidos políticos. Lo más peligroso sería, no obstante, que los ciudadanos comenzaran a sentir desafección por el propio sistema político. Esperemos que los partidos políticos enmienden la plana y ello no llegue a ocurrir.
"Año nuevo, vida nueva". Nuestro deseo es que recobremos la esperanza en este nuevo año que empieza.
Y ello a pesar de la situación tanto a nivel mundial como en nuestro más próximo entorno.
Hace unos días, recibimos personalmente el regalo de un libro de un amigo muy joven, de apenas veinte años, y en su dedicatoria decía: “Dicen que “la esperanza es la última cosa que se pierde” o como decía Miguel Hernández, “dejadme la esperanza”. Por este motivo no hemos de dejar nunca de soñar. Y por mucho que se denigre cada día la política, provocando en la ciudadanía esa desafección que tanto nos preocupa, no hemos de olvidar que la política es la única herramienta capaz de cambiar la sociedad”. La verdad es que estas palabras, dichas por una persona tan joven, nos han reconfortado.
Tal vez, muchos que ya no somos tan jóvenes, debiéramos recordar alguna de las estrofas del cantautor catalán Lluís Llach, de su canción "L'estaca", de aquellos tiempos de lucha por la democracia y las libertades, de aquellos tiempos, no tan lejanos, en los que muchos creíamos y estábamos ilusionados con el cambio que se tenía que producir en nuestro país:
"Si estirem tots ella
caurà
i molt de temps no pot durar
segur que tomba, tomba, tomba,
ben corcada deu ser ja".
O la del desaparecido y querido cantautor
aragonés Labordeta, en su "Canto a la libertad":
"Habrá un día en que todos
al levantar la vista
veremos una tierra
que ponga libertad”.
(Libertad, junto con una auténtica democracia y respeto a la
justicia y a los derechos de los ciudadanos)Recobremos, como hemos dicho, pues, la esperanza en nuestro futuro y en el de nuestros hijos. Este es nuestro mayor deseo para el nuevo año.
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