Se suele definir la palabra argumentario como conjunto de argumentos sobre un determinado asunto que algunos partidos políticos reparten a sus militantes para que estos defiendan la postura del grupo sobre ese asunto, utilizando los razonamientos contenidos en el argumentario.
También se dice que el argumentario no contiene siempre argumentos en sentido estricto, sino consignas, instrucciones, órdenes, munición retórica, para disparar al contricante. Cada mañana, al parecer, los "cerebros " de los partidos políticos elaboran un manual de instrucciones, una especie de catecismo, una guía de estrategia verbal, que es distribuida entre dirigentes y militantes para que estos la hagan suya con sumisión ovina. Los argumentarios tienen la ventaja, se dice, de que evitan la engorrosa tarea de pensar con cabeza propia. Actualmente, un político sin argumentario está perdido, sobre todo en campaña electoral.
El Partido Popular de la Comunitat Valenciana, de cara a las próximas elecciones al parlamento europeo, no podía ser ajeno a esta cuestión y ha elaborado y viene elaborando su argumentario o argumentarios al efecto.
Según nos cuenta el diario Información de Alicante, el argumentario elaborado por el Partido Popular para la cita con las urnas del 25 de mayo, que elegirá a los 54 representantes de España en Bruselas, dedica casi la mitad del documento a instruir a sus cargos públicos con un decálogo durísimo contra el tripartito, es decir, la posible alianza entre el PSPV-PSOE, Compromís y Esquerra Unida, aleccionando a los dirigentes del PP, entre otras cosas, para que acusen a las fuerzas políticas de izquierda de violentas y anticatólicas, entre otras lindezas, usando también de la bandera del anticatalanismo (algo muy sobado por cierto), como es el caso de Jorge Bellver Casaña, actual síndico del Partido Popular en las Cortes valencianas, y al que en su día le dedicamos, en parte, un blog, por atreverse a decir la barbaridad de que el valenciano tiene sus raíces en la más profunda prehistoria y se escribe ya desde el siglo VI antes de Cristo con el lenguaje ibérico y después de las aportaciones sucesivas a partir de las fenicias, griegas y latinas, llegando a nuestros días en la forma en que lo conocemos. Sin olvidar a la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, que ha acusado a la izquierda de hacer apología del terrorismo a través de las redes sociales. Desde luego que condenamos y rechazamos las pintadas de las que ha sido objeto la alcaldesa en la fachada de su casa.
Ante estas acusaciones del Partido Popular, y de una forma especial a Alberto Fabra, máximo representante del PP, hemos de decir que somos muchísimas las personas en Valencia más o menos afines a lo que representan los partidos de izquierda citados, que ni somos terroristas ni anticatólicos( aunque más partidarios de un cristianismo más auténtico y no como el que practican algunos dirigentes del PP y parte de la jerarquía católica) y que, en cuanto a la cuestión del idioma, como ya hemos dicho en tantas ocasiones, nos remitimos al criterio de las personas e instituciones competentes en la materia y no, por supuesto, al de algún político de tres al cuatro, aprendiz de filólogo.
Mejor haría el Partido Popular, un partido político que lleva varias décadas gobernando en la Comunitat Valenciana, con más de 200 militantes imputados, entre ellos un ex-presidente de la Generalitat y ex-presidente de Bancaixa, dos ex-vicepresidentes de la Generalitat, cinco ex-consellers, nueve diputados autonómicos y un sinfín de altos cargos de empresas públicas controladas por la Generalitat y que, por lo tanto, no puede hablar de ninguna herencia recibida (Dios mío, ¿ qué herencia nos va a dejar el PP a los valencianos ?) dedicarse a dos cosas fundamentales y muy importantes :
Primera.- Dar de una vez una muestra de honestidad, honradez y transparencia y explicar a los ciudadanos valencianos la verdad, entre otros, de los casos del accidente del Metro, de Gürtel, de Emarsa, de Terra Mítica, de la Ciudad de la Luz, del Aeropuerto de Castellón, de la Fórmula 1, del viaje del Papa, de Nóos, del cierre de Canal 9, de Brugal, de la desaparición del sitema financiero valenciano, de los despilfarros varios, de la deuda de más de 33.000 millones de euros, que hipotecarán el futuro de los valencianos , etc. etc. Y todo esto, repetimos, no es una herencia del gobierno de Zapatero, cuya política en materia económica, no así en la cuestión de los derechos civiles de los ciudadanos, también la hemos criticado y cuestionado en más de una ocasión; es la herencia que nos va a dejar el Partido Popular en nuestra comunidad.
Segunda.-Teniendo en cuenta que lo que va tener lugar el 25 de mayo es la elección de diputados al parlamento europeo, lo que debe hacer el Partido Popular, y el resto de los partidos también, por supuesto, es explicar a la desafecta ciudadanía qué es lo que nos jugamos o no en dichos comicios, qué Europa es la que se pretende y qué alternativas se presentan para que de verdad la UE sea una verdadera unión de los pueblos europeos y no de financieros y de mercaderes, pero déjense de zarandajas y de cosas que no nos conducen a ningún sitio.
El argumentario del Partido Popular de la Comunitat Valenciana nos parece, pues, de todo punto impresentable y carente de realismo político.
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