dimecres, 1 de maig del 2013

Consideraciones sobre el 1 de mayo

   No sé si son muchos o pocos los que conocen el origen y los motivos de la celebración el 1 de mayo  como Día Internacional de los Trabajadores. Por ello, tal vez convenga, siquiera brevemente,recordarlo.

   Como nos cuenta Antonio Miguel Carmona, el uno de mayo de 1886, los sindicatos norteamericanos habían iniciado una huelga pacífica, reivindicando la jornada laboral de ocho horas, reclamación que sostenían en todo el mundo las organizaciones obreras. En la plaza de  Haymarket, en Chicago, se concentraron unas 20.000 personas que fueron reprimidas por la policía. Un artefacto explosivo estalló entre los policías, ocasionando un muerto y varios heridos. Se declaró el estado de sitio y el toque de queda, siendo detenidos varios trabajadores y ocho de ellos, sin prueba alguna, fueron juzgados y condenados por un juez corrupto.

   Precisamente, como homenaje a dichos trabajadores inocentes de Haymarket Square, continúa recordándonos Antonio Miguel Carmona, el Consejo Obrero Socialista de la Segunda Internacional, en la ciudad de París, en el año 1889, acordó celebrar el día uno de mayo el Día Internacional de los Trabajadores, que, actualmente, es una fiesta que se celebra en muchos países del mundo y en la que los trabajadores continúan reivindicando sus derechos.

   Aunque parezca absurdo, en Estados Unidos no se conmemora dicha festividad el uno de mayo, teniendo lugar, en cambio, el primer lunes de septiembre, la llamada fiesta de Labor Day, consistente en un desfile en la ciudad de Nueva York que organiza la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo (Knights of Labor), con la pretensión, al parecer, de evitar que la fiesta del uno de mayo refuerce el movimiento socialista en dicho país. Idéntica decisión se tomó en países como Canadá a partir del año 1894 y en algunos otros de influencia anglosajona.

   En países como Portugal el Día Internacional de los Trabajadores empezó a clebrarse después del triunfo de la llamada Revolución de los Claveles el 25 de abril de 1974.

   No se puede dejar pasar por alto que, en 1954, el Papa Pío XII, de una forma muy sui generis o como algunos llaman tácitamente, apoyó esta jornada del uno de mayo, declarándola festividad de San José Obrero, posiblemente con la finalidad de impregnarla de un sentido más cristiano.

   Hecha este breve introducción histórica, se puede constatar que el Día Internacional de los Trabajadores tiene una existencia de más de cien años, a través de la cual los trabajadores no han cesado de reivindicar sus derechos como tales.

   Si bien es verdad que quizá en los últimos años la concurrencia a los actos celebrados el uno de mayo, sobre todo a las manifestaciones, no ha sido excesiva, hoy, más que nunca, los trabajadores se tienen que preguntar si tiene o no sentido continuar celebrando esta jornada con el carácter reivindicativo que la ha caracterizado, especialmente en los países de nuestro entorno y concretamente en España.

  Los trabajadores españoles, como consecuencia de la crisis económica y de las políticas llevas a cabo, tanto por el gobierno de Zapatero como, posteriormente y en mayor volumen, por el gobierno de Rajoy tienen motivos más que suficientes para hacer patente, en el Día Internacional de los Trabajadores, la reivindicación de sus derechos, incluso la recuperación de muchos de estos derechos de los que día tra día se ven privados.

   Como muestras de esta merma de derechos que están sufriendo los trabajadores españoles( y también de otros países, sobre todo del Sur de Europa), podemos citar la reforma laboral del actual gobierno, que ha supuesto, entre otras cosas, la pérdida del derecho real de negociación de los representantes de los trabajadores, la facilidad a los empresarios para despedir a sus empleados, la reducción de las indemnizaciones por despido, la precariedad laboral, etc. También hay que citar los recortes de los derechos sociales tales como la sanidad y las ayudas a la dependencia( noticias de última hora nos hablan de recortes de más de 800 millones de euros para la depndencia y de màs recortes en sanidad). Pero lo más dramático y lo más sangrante son los 6.202.700 trabajadores en paro, cifra que ha dado hace unos días la Encuesta de Población Activa(EPA), que supera ya el 27 %, y hecho ante el cual nuestro presidente de Gobierno solo ofrece la alternativa de que hay que tener "paciencia". Y ello se pide a los trabajadores, a los desempleados, en un país en el que, por citar solo un ejemplo, la retribución mensual de los quince consejeros de administración de la  Sociedad de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria(SAREB), el llamado "banco malo" creado por el gobierno, supuso, a cierre de diciembre de 2012, 142.917 euros, 32.916 mensuales los ganó Belén Romana, presidenta de la sociedad, y 32.083 mensuales el director general, Walter de Luna. Y ello suponemos que con dinero público.

   Por ello, posiblemente, el lema de los sindicatos convocantes de este 1 de mayo es el de "No tienen límite. Lucha por tus derechos ",  convocando a manifestarse por las calles de nuestras ciudades en favor del empleo y del crecimiento económico.

   No podía terminar estas consideraciones sobre el Día Internacional de los Trabjadores sin aludir a los sindicatos.

   Todo aquél que se haya molestado en leer detenidamente la historia del movimiento obrero, habrá podido constatar la lucha y sacrificios personales, incluso pagando con su propia vida, de miles de sindicalistas de toda clase en defensa de los derechos de los trabajadores desde hace más de cien años. La denominada "sociedad de bienestar" de la que venimos disfrutando en Europa sobre todo( o al menos hemos estado disfrutando hasta hace poco), debe bastante a esa lucha y sacrificio de tantos y tantos sindicalistas.

   No obstante, actualmente está teniendo lugar, sobre todo desde la derecha y desde la llamada "Brunete Mediática", pero también  desde ciertos sectores de la izquierda y de parte de los trabajadores, una visión crítica del sindicalismo.

   José Basaburua nos dice que " el sindicalismo de clase actual se caracteriza por la pérdida de sus signos de identidad tradicionales, siendo copia de la estructura, organización y estrategia empleadas por los partidos políticos españoles. Si una palabra pudiera resumir su situación, esa palabra sería crisis". José Basaburu  destaca, dese su postura crítica, como características concretas del sindicalismo actual, su concentración en perjuicio de los grupos minoritarios, las prácticas de clientelismo, la burocratización, la pérdida de base popular, la irrupción del nacionalismo (ELA-STV.LAB y CIG) y la reducción del "internacionalismo proletario" a un vago humanitarismo.

   Antonio Miguel Carmona, por su parte, afirma que " lo que se mantiene intacto es la utilización de los medios de comunicación para denostar a las organizaciones sindicales. La prensa amarilla, los medios conservadores, tratan de persuadir de la necesidad de rechazar a los sindicatos poniendo el foco en defectos y disensos, alimentando de mentiras a la opinión pública ".

   Quisiera terminar este blog con mi apreciación personal en relación al mundo sindical.

   Es verdad que muchas de las críticas que se hacen a los sindicatos no carecen de razón. Como también hay que  condenar algunas prácticas tan reprobables y delictivas como el caso de los ERE de Andalucía, en el cual ha sido protagonista algún miembro de un sindicato de trabajadores. Pero, también en honor a la verdad, he decir que por mi trabajo personal, desde mi puesto como funcionario público en la Administración laboral, primero del Estado y después de la Comunitat Valenciana, he conocido a muchisimos responsables de los sindicatos de toda clase (asesores, directivos, vocales,miembros de comités de empresa y delegados de los trabajadores), con los que he participado en diversos asuntos, tales como la negociación de los ERE(cuando todavía la negociación entre partes era de utilidad antes de la actual reforma laboral), de los convenios colectivos, de los servicios mínimos en las huelgas, en la prevención de riesgos laborales, en las elecciones sindicales, etc. etc. y puedo dar fe de la honradez y del espíritu de sacrificio de todos ellos en favor de los derechos de los trabajadores a quienes representaban.

   Quiero concluir, en este 1 de mayo, en este Día Internacional de los Trabjadores, además de, como un  ciudadano más, expresar mi solidaridad con todos los trabajadores pero especialmente con esos 6.202.700 trabajadores españoles sin trabajo y sus familias, rendir un homenaje personal a todos esos sindicalistas y representantes de los trabajadores que he conocido y que  tan dignamente(  por supuesto, que con sus defectos) han defendido y continúan defendiendo, por encima de todo, los derechos de los trabajadores valencianos. No puedo citarlos a todos pero todos pueden ir con la cabeza bien alta sin avergonzarse nada.


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